Siempre nos queda alguien en el tintero, porque son muchas las personas que de una manera u otra te ayudan en el proceso de escritura. Yo espero que en cada una de mis novelas vaya dejando el nombre de cada uno de los que con su tiempo y su cariño me ha impulsado a seguir.
En estos agradecimientos encontraremos uno muy especial, dedicado a dos personas. La persona que escribió esas palabras y la que las inspiró.
Os cuento... cuando estaba en la fase final de la novela, una noche de las que entré a Facebook, una frase que escribió el marido de una amiga para ella, me llamó la atención de tal manera que me dije... es perfecta para mi historia. Les pedí a esas dos personas que me dejaran utilizarla y, con todo el cariño, me la cedieron.
Esto demuestra que el amor y el romanticismo siguen existiendo... que puedes encontrarlo en cualquier lugar y en cualquier momento.
De nuevo reitero mi agradecimiento a José Márquez y Laurinda Vicente, que vuestro amor perdure en el tiempo.
AGRADECIMIENTOS
Cuando pones la palabra fin a una historia te suceden dos cosas, la primera es una sensación de euforia que recorre todo tu cuerpo, y la otra, es un vacio que se queda porque te despides de esos personajes ficticios que formaron parte de ti. Dos sensaciones contradictorias, pero igual de significativas para un escritor. Esta es mi segunda novela terminada, en el transcurso de su desarrollo he contado con personas a mi lado que me han animado de muchas formas, para ellas este agradecimiento.
A mis hijos, Jonathan, Cristina y Caricia… ellos son mi orgullo, son mis mejores fans y siempre me escuchan y aguantan mis locuras.
A una gran escritora y excelente amiga, Regina Roman, por escucharme y darme consejos, pero sobre todo por darme ánimo y transmitirme energía positiva.
A una mujer alegre y vivaz, Ana Eugenia Venegas, por creer en lo que hago y por esa fuerza que transmite en todo lo que emprende
A mis seguidoras de Facebook y de mis blogs, por leerme, por decirme que puedo, por estar siempre pendientes de lo que hago.
A mis lectoras cero, por su tiempo en leerme y por enamorarse de Leonardo.
A mis dos almas afines, mis correctoras, animadoras, cómplices y mi fuente de energía cuando me siento desanimada… mis queridas amigas Beatriz Rufian y Pilar Nieva
Y por último, un agradecimiento muy especial a dos personas que sin proponérselo me regalaron una frase que me pareció perfecta para la historia.
A Laurinda Vicente, por ser la inspiradora de tan hermosas palabras.
A José Márquez por expresar con tanto sentimiento el amor que le inspira su mujer, y también, por permitirme hacer uso de esas palabras y ponerlas en la voz de mi protagonista.
Termino dejando aquí esa frase que tan amablemente me han prestado:
“Es que no hay espectáculo en la tierra más atractivo para un hombre, que contemplar a la hermosa mujer a la que ama”
Y a ti… gracias por leerme.
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