Piensa en un baño de
espuma, una copa de vino, un poco de música y, si puede, hablar con Charles un
rato por teléfono. Espera quedar con él para el fin de semana, para poder
disfrutar de su promesa de volverla loca. Mientras pensaba en todas esas cosas,
entra en su casa, suelta el bolso, las llaves y se dirige a su dormitorio. Al
llegar, se quita los tacones, pero sin poder dar un solo paso más, siente que
unas fuertes manos le rodean la cintura desde atrás y la aprietan contra un
cuerpo cálido. Del susto, se pone tensa, pero al sentir el olor del perfume de
Charles, se relaja contra su pecho.
—¿Me has echado de
menos, Eli? —susurra él en su oído, haciéndola estremecer.
—No imaginas cuánto…
—Yo más amor. ¿Confías
en mí?
—Si Charles. ¿Por qué
lo preguntas?
—Porque quiero que te
dejes llevar, que hagas todo lo que te pida y que disfrutes de la experiencia.
¿Lo harás? —le habla al oído y luego le muerde suavemente el lóbulo de la
oreja.
Elisa no puede evitar
cerrar los ojos y dejarse hacer, es como arcilla en sus manos, se siente arder
sólo con las palabras que le ha dicho y no puede esperar a averiguar qué es lo
que tiene planeado.
—Lo haré cariño, todo
lo que quieras…
—Me vuelve loco que te
entregues así… me la pones dura con solo decirme que sí a todo lo que yo
quiera.
—Es porque tú me
calientas, me haces hervir por dentro y por fuera… te deseo Charles, no puedes
llegar a imaginar cuánto.
Él empieza a besarle el
cuello mientras la obliga a caminar hacia la pared que está enfrente. Cuando
llegan la aprisiona con su cuerpo, le coge las manos y se las sube apoyándolas con
las palmas abiertas sobre la pared. Le susurra que las deje quietas y se
relaje. Sin separase de Elisa, desciende las manos por sus brazos en una
caricia, hasta llegar a sus hombros; le masajea el cuello mientras le besa el
lóbulo de la oreja, el cual tortura con lametones y mordiscos. Ella empuja el
culo contra su dura erección y no puede evitar gemir, notando como se humedece
su entrepierna.
Charles baja desde su
cuello acariciando la espalda con ambas manos, las cuales posa en su cintura; a
pesar de las ropas, ambos sienten el cuerpo caliente y sensible. Las manos de
Charles aprietan su cintura y la acercan más a su polla, haciendo que Elisa se
restriegue contra esa dureza.
—Eli, no te muevas
cariño, si no esto va a terminar muy pronto —le dice con la voz espesa y
caliente de un hombre que está muy excitado.
Ella obedece y deja de
moverse, Charles dirige sus manos hacia sus pechos, los acaricia por encima de
la blusa, los aprieta y nota cómo se endurecen sus pezones. Muy despacio, le
baja los brazos y empieza a desvestirla. Va dejando caer las piezas de ropa al
suelo y continúa desnudándola sin dejar de acariciarla en ningún momento; luego,
le coloca los brazos de nuevo hacia arriba, con las palmas apoyadas en la
pared.
Cuando termina, se
separa un poco, admira su ropa interior de encaje negro y vuelve a pegarse a su
espalda. Coloca sus manos sobre las de ella mientras hunde la cara en su
cabello para aspirar su olor. Le recorre el cuello con la lengua, haciéndola
jadear de placer.
Poco a poco, la hace
bajar los brazos y luego la gira de frente, observa su cara ruborizada de
placer, sus ojos ardientes y llenos de deseo que lo miran fijamente. Mirándose
a los ojos, él le quita el sujetador para liberar esos generosos pechos que lo
vuelven loco. Muy despacio, baja la mirada hacia ellos y los contempla al mismo
tiempo que empieza a masajearlos.
Elisa se siente
derretir, cierra los ojos, su respiración es errática, jadea en busca de aire y
al expulsarlo, le sale un gemido que parece un lamento. Charles deja de tocarla
y se aleja unos pasos para mirarla de arriba abajo. La única prenda que lleva
aún es el culote negro, pero a pesar de ello, no le resta nada de sensualidad a
la imagen que ella proyecta en ese momento.
Mientras se la come con
la mirada, él se desviste y cuando está completamente desnudo se dirige hacia
ella. Sin tocarla ni rozarla si quiera, pone ambas manos contra la pared, justo
por encima de su cabeza, encerrándola entre sus brazos. Ambos sienten el calor
que emana del otro, sus alientos se mezclan porque a sus bocas apenas las
separa un suspiro. Sin dejar de observarla, Charles saca la lengua y le recorre
desde la comisura de la boca hacia el labio inferior, bordeándola toda; luego
le da pequeños mordiscos que la estremecen de placer.
Ella entreabre su boca
en muda invitación y Charles no se hace de rogar; invade con su lengua ese
calor y ambos empiezan a besarse despacio pero apasionadamente. Sólo se tocan
con sus bocas, lo que hace que sus cuerpos se sensibilicen más; el deseo sube y
sube haciéndolos jadear. Comparten un beso húmedo y caliente, hasta que se
separan por falta de oxígeno.
—Estoy loco por
follarte, Eli, pero a pesar de que quiero hacerlo desesperadamente… también
deseo que supliques, volverte totalmente loca hasta que no puedas más.
Charles le coge la mano
y se dirigen a la cama; la ayuda a tumbarse boca arriba y él se inclina para
quitarle el culote, lo desliza suavemente por sus piernas y una vez que la
tiene completamente desnuda y a su merced, busca en el suelo una de las medias
de seda negra que le había quitado, se acerca y la mira fijamente.
—Eli, si confías en mí,
¿me dejarás vendarte los ojos? —le dice Charles suavemente—. Lo que quiero con
esto es que se agudicen tus sentidos y así hacer que disfrutes más.
—Confío en ti
totalmente, cariño.
El pene de Charles dio
un respingo y creció aun más después de escuchar sus palabras, se sienta al
lado de ella en la cama y se acerca a su cara. Con delicadeza, le cierra un ojo
y besa su parpado, luego hace lo mismo con el otro. Al ver que mantiene los
ojos cerrados, él se los venda con una de sus medias de seda, le hace un buen
nudo pero sin apretar muy fuerte. Cuando termina, la recuesta en la cama y la
admira a placer, mientras se acaricia el pene para intentar calmarse un poco.
Al no poder ver, ella
siente como se agudizan el resto de sus sentidos, su cuerpo tiembla pero no de
frio, nota sus pezones duros, sus pechos pesados, su sexo húmedo. Pero sobre
todo, siente la abrasadora mirada
de Charles que se pasea por su cuerpo aumentado así su excitación. Él se
levanta de la cama y eso desconcierta a Elisa.
—Charles, ¿estás ahí…?
—Tranquila amor, ahora
vuelvo.
Intenta relajarse, pero
la expectación por lo que él tiene preparado junto con lo caliente que está, no
dejan que su cuerpo se calme, sino todo lo contrario. Cada vez está más tensa.
Al momento nota que entra en la habitación, escucha como coloca algo en la
mesita de noche y luego él se sienta en la cama junto a ella.
—Ahora, cariño, empieza
el juego. —Charles habla con una sonrisa en los labios y un brillo pícaro.
—Aunque no te veo, te
conozco lo suficiente para saber que te estás riendo.
—Sí que me conoces bien
y eso me encanta. Cariño, quiero que te relajes, disfrutes y, como te dije
antes…, te dejes llevar por todo lo que sientas.
Elisa inspira fuerte y
hace lo posible por relajar su cuerpo y dejar su mente en blanco. Pero el
clítoris le palpita, la vagina se le contrae y su sexo se humedece cada vez
más. Al momento, siente el calor del cuerpo de Charles que se ha inclinado para
lamerle los labios, como pidiéndole que los abra para él. Sin esperar, lo
complace y así empiezan a besarse, sus lenguas debatiéndose en una danza húmeda
y caliente.
Sin interrumpir ese
beso cargado de pasión, Charles se gira y se coloca a horcajadas sobre Eli, con
sus manos toma su cabeza y la besa más profundamente. Poco a poco acaba el beso
y empieza a lamerle el cuello mientras desciende hacia sus pechos, primero los
coge con sus manos, los acaricia pero sin tocar los pezones. Elisa gime sin
poder evitarlo, sus pezones están duros y necesitados de caricias. Él no la
complace y continúa torturándola con sus atenciones alrededor de sus aureolas,
pero sin llegar a tocarlas.
La piel de ella está
totalmente erizada, se siente caliente y muy húmeda, el deseo por sentir la
boca de él en sus pezones se vuelve doloroso, lo cual la hace suplicar:
—Por favor… ―gime desesperada.
—Calla amor… tranquila,
esto sólo acaba de empezar —susurra sin dejar de acariciar sus pechos—. Sabes
que me vuelven loco tus tetas y quiero hacerte gozar, quiero que grites, que te
corras sin contenerte.
—¡Oh, Dios mío! Charles,
me vas a matar.
—Pero de placer,
cariño.
Sin previo aviso, él
acerca su boca y sopla su aliento sobre uno de los pezones, provocándole unos
temblores involuntarios. El pequeño botón se frunce y endurece aun más. De
pronto, pasa su lengua sobre el pezón, saboreándolo y calentándolo con su boca,
lo succiona fuerte y lo muerde, suscitando más estremecimientos de placer.
Jadeando por la
necesidad, ella se estira ofreciéndose a Charles como si de un manjar se
tratara. Está muy caliente y él ni siquiera ha tocado su sexo, que está chorreando
de humedad. Tanta es la excitación, que no puede evitar apretar los muslos para
intentar calmar un poco el dolor que siente dentro de su vagina.
Charles está
disfrutando de sus pechos, alternando su boca con cada uno, y mientras lame y
chupa uno, al otro lo masajea y aprieta. Elisa siente como si una cuerda
invisible uniera las terminaciones nerviosas de sus pezones con su vagina, y cuanto
más los estimula Charles, más se tensa la cuerda haciéndola arder de necesidad
y placer.
Una vez que tiene los
pezones sensibles, calientes y húmedos por la boca de Charles, este se separa
de ella para mirar cuan rojos que están esos ricos botones. Entonces se incorpora
y coge algo de la mesa. Ella está expectante y, de pronto, nota cómo un
estremecimiento recorre su piel haciéndola gritar.
—¡Ahhh, Dios! ¿Qué me
haces?
—Siente cariño, sólo
siente y disfruta.
La sensación de Elisa
es producto de un cubito de hielo
que Charles acaba de rozar por uno de sus pezones, provocando que se endurezca
más y, al mismo tiempo, excitándola aún más. Entonces, la combinación de calor
y frío, la boca de él y el hielo, provocan fuego dentro del sexo de ella, que
la hace apretar más las piernas para darle alivio a su clítoris. Charles no
quiere darle tregua, quiere enloquecerla y ella siente como esa cuerda
invisible se tensa cada vez más y más, llevándola sin remedio hacia un orgasmo
explosivo.
Jadea sorprendida al
notar las primeras oleadas de placer atravesar su cuerpo y, ya sin contenerse,
se deja llevar por el goce que está experimentando. Grita mientras se corre y
Charles continúa lamiendo y chupando sus pezones como un hambriento.
Mientras aún sigue atrapada
en el orgasmo más alucinante que ha tenido, él le separa las piernas, ciego de
lujuria y, sin esperar un minuto más, la embiste fuerte, penetrando hasta el
fondo de su coño. Eso hace que Elisa sienta como su cuerpo se contrae y se
aprieta entorno a él, jadeando y casi sin respiración, le abraza fuerte y se
pega a él; ambos, ya sin control, empiezan a moverse frenéticamente. Charles ha
perdido el poco dominio que le quedaba, la folla con una pasión que los quema
como si estuvieran en una hoguera; mientras sigue moviéndose dentro de ella,
con una mano le quita la media que cubre sus ojos. Ella los abre y parpadea
intentando enfocar su mirada, que se encuentra con los profundos ojos de él, que
la observan intensamente.
Perciben que se acerca
la explosión y se aferran en uno al otro, sin dejar de moverse. Siguen
disfrutando, sus cuerpos empapados en sudor, el olor a sexo que los envuelve y
lo calientes que están; todo ello los lleva a un orgasmo tan potente que ambos
gritan sin poder resistirse, mientras se corren al mismo tiempo.
Después de un orgasmo
sublime, ambos se quedan laxos uno en brazos del otro, sin fuerzas para
moverse. Sus pechos suben y bajan agitadamente, les envuelve un silencio que los
ayuda a relajarse. Poco a poco, van volviendo de ese estado de goce absoluto.
Elisa rodea con sus brazos a Charles que yace sobre ella sin fuerzas. Le
acaricia suavemente el cabello, al mismo tiempo que se siente flotar en una
nube después vivir una experiencia increíble. Aún no puede creer que él la
hubiese llevado al orgasmo sólo con estimularle los pechos.
Charles se incorpora y
levanta la cabeza para mirarla, le sonríe con cariño y le acaricia la boca
hinchada por sus besos.
—Dime amor, ¿te volví
loca o no?
—Más que loca Charles,
me has hecho subir a lo más alto… Aún me cuesta creer que me hayas hecho explotar
tan solo tocando mis tetas.
—Bueno hermosa, no sólo
tocando… creo que hice mucho más que eso —comenta con una sonrisa muy pícara.
—Ya lo creo que hiciste
mucho más, amor, y me regalaste una experiencia inolvidable.
—Sabes que adoro tus
hermosas tetas y quería hacerte gozar con ellas.
—Pues cada vez que
quieras, mis tetas y yo estaremos encantadas de complacerte —le dice Elisa con
una sonrisa.
—Es una invitación que
no pienso rechazar, mi amor, pero déjame decirte que yo quiero hacer muchas
cosas más…
Elisa lo mira y sabe
que con Charles hará y disfrutará de cualquier cosa que él le proponga.
Fin
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LOS JUEGOS ERÓTICOS DE CHARLES Y ELISA
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Hola Elisabeth!
ResponderEliminarGuauuu, veo que tú también te has dejado llevar eh?? jejeje. Está muy chulo!! Ainsss y yo leyendo estas cosas a primera hora de la mañana jeje, no puede serrrr.
Un besazo ;-)
Jessica Lozano
Gracias linda... jajajajaja y como dice me he dejado llevar, pero es que esos dos personajes me invaden con sus historias y no puedo dejar de escribirlas.
EliminarMuy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarExcelente woww
ResponderEliminarBuen relato
ResponderEliminarviennnnnnnnnnnn
ResponderEliminarYo quiero un Charles, lo pido por correo? :)
ResponderEliminarMuy buen relato, sexi y limpio, felicidades!!!
ResponderEliminarun relato muy imaginario pero a la vez muy real y fantastico me agrado leerlo e imaginarlo me identifique mucho con charles :D FELICIDADES BUEN APORTE.
ResponderEliminarACABO DE ENCONTRAR TU BLOG POR PRIMERA VEZ,Y LA ESTOY DESEANDO VER TODO EL DÍA, ME ENCANTAN TUS RELATOS...ME HAN EXCITADO AUN MAS LA MAÑANA. JA.JA. SALUDOS
ResponderEliminarDIOGO.
Bufff...Eli....me has dejado jadeante...sin palabras...ke rico escribes...un beso cielo.
ResponderEliminarUffff Eli... Impresionante. Es como si estuviera alli.
ResponderEliminarUn beso muy gordo!
Retep Melvi.
Es super hot... !!!! Mancantao...!!!!
ResponderEliminarBesitos Eli
como me re calientan estos relatos
ResponderEliminaresta dificil leer sin tocarse...
ResponderEliminarMuy buenoooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarUn relato erótico precioso. Si os gustan ésta clase de relatos os invito a que veáis el "1º Concurso de relatos eróticos" de ésta web: http://www.juguetitossex.es/blog
ResponderEliminarSi os apetece votar al relato que más os guste os invito a que lo hagáis desde su página de Facebook: https://www.facebook.com/juguetitossex
Saludos!
Muchas gracias!!!!
EliminarMe encantó!!! quisiera tener a un Charles...
ResponderEliminarque rico ohh
ResponderEliminaratentamente
vivian viviescas
Esta genial que rico tener orgasmos hai es lo maximo ya l he vivido y uno queda sin alientos :)
ResponderEliminarinspirador
ResponderEliminarhola Eli...primera vez q encontre tu blok..
ResponderEliminarme gusto mucho..sabes
mi pareja...miro tu relato y lo encarnamos..nos miramos poco
x su trabajo tambien.... y fue hermoso gracias
a nombre de los dos
Estupendo relato, muy sensual y provocador.....enhorabuena
ResponderEliminarexcelente y muy bien escrito espero qiu++ue muy ptonto legue a argentina para comptralo
ResponderEliminar¡Gracias Ana! está disponible en digital, en Amazon y también en digital en la web Argentina nED Nueva editora digital...
EliminarUn saludo