Como en casa

Mi blog vio la luz, el día 18 de octubre de 2012... Y vuelve a renacer hoy 13 de febrero de 2023. Espero que cuando me visiten se sientan como en casa, con la confianza de opinar sobre cualquier post, artículo o reseña. Se aceptan comentarios, correcciones y críticas siempre que sean escritas con educación, espero alimentarme de ustedes y viceversa. Creo en el continuo aprendizaje... aprendamos juntos.

sábado, 23 de marzo de 2013

Serie Relatos Eróticos - DÉJATE LLEVAR




Está cansada, ha tenido un día difícil en el trabajo y está frustrada porque extraña a Charles. Hacía días que no se ven, ya que sus respectivos trabajos los tienen muy absorbidos; pero esta noche ha tirado la toalla; por hoy es suficiente y, recogiendo sus cosas, decide marcharse a casa.
Piensa en un baño de espuma, una copa de vino, un poco de música y, si puede, hablar con Charles un rato por teléfono. Espera quedar con él para el fin de semana, para poder disfrutar de su promesa de volverla loca. Mientras pensaba en todas esas cosas, entra en su casa, suelta el bolso, las llaves y se dirige a su dormitorio. Al llegar, se quita los tacones, pero sin poder dar un solo paso más, siente que unas fuertes manos le rodean la cintura desde atrás y la aprietan contra un cuerpo cálido. Del susto, se pone tensa, pero al sentir el olor del perfume de Charles, se relaja contra su pecho.
—¿Me has echado de menos, Eli? —susurra él en su oído, haciéndola estremecer.
—No imaginas cuánto…
—Yo más amor. ¿Confías en mí?
—Si Charles. ¿Por qué lo preguntas?
—Porque quiero que te dejes llevar, que hagas todo lo que te pida y que disfrutes de la experiencia. ¿Lo harás? —le habla al oído y luego le muerde suavemente el lóbulo de la oreja.
Elisa no puede evitar cerrar los ojos y dejarse hacer, es como arcilla en sus manos, se siente arder sólo con las palabras que le ha dicho y no puede esperar a averiguar qué es lo que tiene planeado.
—Lo haré cariño, todo lo que quieras…
—Me vuelve loco que te entregues así… me la pones dura con solo decirme que sí a todo lo que yo quiera.
—Es porque tú me calientas, me haces hervir por dentro y por fuera… te deseo Charles, no puedes llegar a imaginar cuánto.
Él empieza a besarle el cuello mientras la obliga a caminar hacia la pared que está enfrente. Cuando llegan la aprisiona con su cuerpo, le coge las manos y se las sube apoyándolas con las palmas abiertas sobre la pared. Le susurra que las deje quietas y se relaje. Sin separase de Elisa, desciende las manos por sus brazos en una caricia, hasta llegar a sus hombros; le masajea el cuello mientras le besa el lóbulo de la oreja, el cual tortura con lametones y mordiscos. Ella empuja el culo contra su dura erección y no puede evitar gemir, notando como se humedece su entrepierna.
Charles baja desde su cuello acariciando la espalda con ambas manos, las cuales posa en su cintura; a pesar de las ropas, ambos sienten el cuerpo caliente y sensible. Las manos de Charles aprietan su cintura y la acercan más a su polla, haciendo que Elisa se restriegue contra esa dureza.
—Eli, no te muevas cariño, si no esto va a terminar muy pronto —le dice con la voz espesa y caliente de un hombre que está muy excitado.
Ella obedece y deja de moverse, Charles dirige sus manos hacia sus pechos, los acaricia por encima de la blusa, los aprieta y nota cómo se endurecen sus pezones. Muy despacio, le baja los brazos y empieza a desvestirla. Va dejando caer las piezas de ropa al suelo y continúa desnudándola sin dejar de acariciarla en ningún momento; luego, le coloca los brazos de nuevo hacia arriba, con las palmas apoyadas en la pared.
Cuando termina, se separa un poco, admira su ropa interior de encaje negro y vuelve a pegarse a su espalda. Coloca sus manos sobre las de ella mientras hunde la cara en su cabello para aspirar su olor. Le recorre el cuello con la lengua, haciéndola jadear de placer.
Poco a poco, la hace bajar los brazos y luego la gira de frente, observa su cara ruborizada de placer, sus ojos ardientes y llenos de deseo que lo miran fijamente. Mirándose a los ojos, él le quita el sujetador para liberar esos generosos pechos que lo vuelven loco. Muy despacio, baja la mirada hacia ellos y los contempla al mismo tiempo que empieza a masajearlos.
Elisa se siente derretir, cierra los ojos, su respiración es errática, jadea en busca de aire y al expulsarlo, le sale un gemido que parece un lamento. Charles deja de tocarla y se aleja unos pasos para mirarla de arriba abajo. La única prenda que lleva aún es el culote negro, pero a pesar de ello, no le resta nada de sensualidad a la imagen que ella proyecta en ese momento.
Mientras se la come con la mirada, él se desviste y cuando está completamente desnudo se dirige hacia ella. Sin tocarla ni rozarla si quiera, pone ambas manos contra la pared, justo por encima de su cabeza, encerrándola entre sus brazos. Ambos sienten el calor que emana del otro, sus alientos se mezclan porque a sus bocas apenas las separa un suspiro. Sin dejar de observarla, Charles saca la lengua y le recorre desde la comisura de la boca hacia el labio inferior, bordeándola toda; luego le da pequeños mordiscos que la estremecen de placer.
Ella entreabre su boca en muda invitación y Charles no se hace de rogar; invade con su lengua ese calor y ambos empiezan a besarse despacio pero apasionadamente. Sólo se tocan con sus bocas, lo que hace que sus cuerpos se sensibilicen más; el deseo sube y sube haciéndolos jadear. Comparten un beso húmedo y caliente, hasta que se separan por falta de oxígeno.
—Estoy loco por follarte, Eli, pero a pesar de que quiero hacerlo desesperadamente… también deseo que supliques, volverte totalmente loca hasta que no puedas más.
Charles le coge la mano y se dirigen a la cama; la ayuda a tumbarse boca arriba y él se inclina para quitarle el culote, lo desliza suavemente por sus piernas y una vez que la tiene completamente desnuda y a su merced, busca en el suelo una de las medias de seda negra que le había quitado, se acerca y la mira fijamente.
—Eli, si confías en mí, ¿me dejarás vendarte los ojos? —le dice Charles suavemente—. Lo que quiero con esto es que se agudicen tus sentidos y así hacer que disfrutes más.
—Confío en ti totalmente, cariño.
El pene de Charles dio un respingo y creció aun más después de escuchar sus palabras, se sienta al lado de ella en la cama y se acerca a su cara. Con delicadeza, le cierra un ojo y besa su parpado, luego hace lo mismo con el otro. Al ver que mantiene los ojos cerrados, él se los venda con una de sus medias de seda, le hace un buen nudo pero sin apretar muy fuerte. Cuando termina, la recuesta en la cama y la admira a placer, mientras se acaricia el pene para intentar calmarse un poco.
Al no poder ver, ella siente como se agudizan el resto de sus sentidos, su cuerpo tiembla pero no de frio, nota sus pezones duros, sus pechos pesados, su sexo húmedo. Pero sobre todo, siente la abrasadora mirada de Charles que se pasea por su cuerpo aumentado así su excitación. Él se levanta de la cama y eso desconcierta a Elisa.
—Charles, ¿estás ahí…?
—Tranquila amor, ahora vuelvo.
Intenta relajarse, pero la expectación por lo que él tiene preparado junto con lo caliente que está, no dejan que su cuerpo se calme, sino todo lo contrario. Cada vez está más tensa. Al momento nota que entra en la habitación, escucha como coloca algo en la mesita de noche y luego él se sienta en la cama junto a ella.
—Ahora, cariño, empieza el juego. —Charles habla con una sonrisa en los labios y un brillo pícaro.
—Aunque no te veo, te conozco lo suficiente para saber que te estás riendo.
—Sí que me conoces bien y eso me encanta. Cariño, quiero que te relajes, disfrutes y, como te dije antes…, te dejes llevar por todo lo que sientas.
Elisa inspira fuerte y hace lo posible por relajar su cuerpo y dejar su mente en blanco. Pero el clítoris le palpita, la vagina se le contrae y su sexo se humedece cada vez más. Al momento, siente el calor del cuerpo de Charles que se ha inclinado para lamerle los labios, como pidiéndole que los abra para él. Sin esperar, lo complace y así empiezan a besarse, sus lenguas debatiéndose en una danza húmeda y caliente.
Sin interrumpir ese beso cargado de pasión, Charles se gira y se coloca a horcajadas sobre Eli, con sus manos toma su cabeza y la besa más profundamente. Poco a poco acaba el beso y empieza a lamerle el cuello mientras desciende hacia sus pechos, primero los coge con sus manos, los acaricia pero sin tocar los pezones. Elisa gime sin poder evitarlo, sus pezones están duros y necesitados de caricias. Él no la complace y continúa torturándola con sus atenciones alrededor de sus aureolas, pero sin llegar a tocarlas.
La piel de ella está totalmente erizada, se siente caliente y muy húmeda, el deseo por sentir la boca de él en sus pezones se vuelve doloroso, lo cual la hace suplicar:
—Por favor… ―gime desesperada.
—Calla amor… tranquila, esto sólo acaba de empezar —susurra sin dejar de acariciar sus pechos—. Sabes que me vuelven loco tus tetas y quiero hacerte gozar, quiero que grites, que te corras sin contenerte.
—¡Oh, Dios mío! Charles, me vas a matar.
—Pero de placer, cariño.
Sin previo aviso, él acerca su boca y sopla su aliento sobre uno de los pezones, provocándole unos temblores involuntarios. El pequeño botón se frunce y endurece aun más. De pronto, pasa su lengua sobre el pezón, saboreándolo y calentándolo con su boca, lo succiona fuerte y lo muerde, suscitando más estremecimientos de placer.
Jadeando por la necesidad, ella se estira ofreciéndose a Charles como si de un manjar se tratara. Está muy caliente y él ni siquiera ha tocado su sexo, que está chorreando de humedad. Tanta es la excitación, que no puede evitar apretar los muslos para intentar calmar un poco el dolor que siente dentro de su vagina.
Charles está disfrutando de sus pechos, alternando su boca con cada uno, y mientras lame y chupa uno, al otro lo masajea y aprieta. Elisa siente como si una cuerda invisible uniera las terminaciones nerviosas de sus pezones con su vagina, y cuanto más los estimula Charles, más se tensa la cuerda haciéndola arder de necesidad y placer.
Una vez que tiene los pezones sensibles, calientes y húmedos por la boca de Charles, este se separa de ella para mirar cuan rojos que están esos ricos botones. Entonces se incorpora y coge algo de la mesa. Ella está expectante y, de pronto, nota cómo un estremecimiento recorre su piel haciéndola gritar.
—¡Ahhh, Dios! ¿Qué me haces?
—Siente cariño, sólo siente y disfruta.
La sensación de Elisa es producto de un cubito de hielo que Charles acaba de rozar por uno de sus pezones, provocando que se endurezca más y, al mismo tiempo, excitándola aún más. Entonces, la combinación de calor y frío, la boca de él y el hielo, provocan fuego dentro del sexo de ella, que la hace apretar más las piernas para darle alivio a su clítoris. Charles no quiere darle tregua, quiere enloquecerla y ella siente como esa cuerda invisible se tensa cada vez más y más, llevándola sin remedio hacia un orgasmo explosivo.
Jadea sorprendida al notar las primeras oleadas de placer atravesar su cuerpo y, ya sin contenerse, se deja llevar por el goce que está experimentando. Grita mientras se corre y Charles continúa lamiendo y chupando sus pezones como un hambriento.
Mientras aún sigue atrapada en el orgasmo más alucinante que ha tenido, él le separa las piernas, ciego de lujuria y, sin esperar un minuto más, la embiste fuerte, penetrando hasta el fondo de su coño. Eso hace que Elisa sienta como su cuerpo se contrae y se aprieta entorno a él, jadeando y casi sin respiración, le abraza fuerte y se pega a él; ambos, ya sin control, empiezan a moverse frenéticamente. Charles ha perdido el poco dominio que le quedaba, la folla con una pasión que los quema como si estuvieran en una hoguera; mientras sigue moviéndose dentro de ella, con una mano le quita la media que cubre sus ojos. Ella los abre y parpadea intentando enfocar su mirada, que se encuentra con los profundos ojos de él, que la observan intensamente.
Perciben que se acerca la explosión y se aferran en uno al otro, sin dejar de moverse. Siguen disfrutando, sus cuerpos empapados en sudor, el olor a sexo que los envuelve y lo calientes que están; todo ello los lleva a un orgasmo tan potente que ambos gritan sin poder resistirse, mientras se corren al mismo tiempo.
Después de un orgasmo sublime, ambos se quedan laxos uno en brazos del otro, sin fuerzas para moverse. Sus pechos suben y bajan agitadamente, les envuelve un silencio que los ayuda a relajarse. Poco a poco, van volviendo de ese estado de goce absoluto. Elisa rodea con sus brazos a Charles que yace sobre ella sin fuerzas. Le acaricia suavemente el cabello, al mismo tiempo que se siente flotar en una nube después vivir una experiencia increíble. Aún no puede creer que él la hubiese llevado al orgasmo sólo con estimularle los pechos.
Charles se incorpora y levanta la cabeza para mirarla, le sonríe con cariño y le acaricia la boca hinchada por sus besos.
—Dime amor, ¿te volví loca o no?
—Más que loca Charles, me has hecho subir a lo más alto… Aún me cuesta creer que me hayas hecho explotar tan solo tocando mis tetas.
—Bueno hermosa, no sólo tocando… creo que hice mucho más que eso —comenta con una sonrisa muy pícara.
—Ya lo creo que hiciste mucho más, amor, y me regalaste una experiencia inolvidable.
—Sabes que adoro tus hermosas tetas y quería hacerte gozar con ellas.
—Pues cada vez que quieras, mis tetas y yo estaremos encantadas de complacerte —le dice Elisa con una sonrisa.
—Es una invitación que no pienso rechazar, mi amor, pero déjame decirte que yo quiero hacer muchas cosas más…

Elisa lo mira y sabe que con Charles hará y disfrutará de cualquier cosa que él le proponga.

Fin




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26 comentarios:

  1. Hola Elisabeth!

    Guauuu, veo que tú también te has dejado llevar eh?? jejeje. Está muy chulo!! Ainsss y yo leyendo estas cosas a primera hora de la mañana jeje, no puede serrrr.

    Un besazo ;-)
    Jessica Lozano

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    Respuestas
    1. Gracias linda... jajajajaja y como dice me he dejado llevar, pero es que esos dos personajes me invaden con sus historias y no puedo dejar de escribirlas.

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  2. Yo quiero un Charles, lo pido por correo? :)

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  3. Muy buen relato, sexi y limpio, felicidades!!!

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  4. un relato muy imaginario pero a la vez muy real y fantastico me agrado leerlo e imaginarlo me identifique mucho con charles :D FELICIDADES BUEN APORTE.

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  5. ACABO DE ENCONTRAR TU BLOG POR PRIMERA VEZ,Y LA ESTOY DESEANDO VER TODO EL DÍA, ME ENCANTAN TUS RELATOS...ME HAN EXCITADO AUN MAS LA MAÑANA. JA.JA. SALUDOS

    DIOGO.

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  6. Bufff...Eli....me has dejado jadeante...sin palabras...ke rico escribes...un beso cielo.

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  7. Uffff Eli... Impresionante. Es como si estuviera alli.
    Un beso muy gordo!
    Retep Melvi.

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  8. Es super hot... !!!! Mancantao...!!!!
    Besitos Eli

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  9. Un relato erótico precioso. Si os gustan ésta clase de relatos os invito a que veáis el "1º Concurso de relatos eróticos" de ésta web: http://www.juguetitossex.es/blog

    Si os apetece votar al relato que más os guste os invito a que lo hagáis desde su página de Facebook: https://www.facebook.com/juguetitossex

    Saludos!

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  10. Me encantó!!! quisiera tener a un Charles...

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  11. que rico ohh
    atentamente
    vivian viviescas

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  12. Esta genial que rico tener orgasmos hai es lo maximo ya l he vivido y uno queda sin alientos :)

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  13. hola Eli...primera vez q encontre tu blok..
    me gusto mucho..sabes
    mi pareja...miro tu relato y lo encarnamos..nos miramos poco
    x su trabajo tambien.... y fue hermoso gracias
    a nombre de los dos

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  14. Estupendo relato, muy sensual y provocador.....enhorabuena

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  15. excelente y muy bien escrito espero qiu++ue muy ptonto legue a argentina para comptralo

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    1. ¡Gracias Ana! está disponible en digital, en Amazon y también en digital en la web Argentina nED Nueva editora digital...

      Un saludo

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