¿Por qué planteo esta pregunta?, se dirán...
porque llevo varios días dándole vueltas al mismo tema.
Me explico, yo tengo un pequeño defecto
que se ha ido agravando con los años... y es que si algo me molesta, lo suelto,
no puedo callarlo, y si ese algo, viene de una persona a la que estimo, y que
de alguna manera es importante para mi... más rápido lo suelto.
Creo que cuando alguien te importa,
cuando quieres a alguien, sea amigo, hijo, pareja, amante... debes ser honesto.
Si algo que diga o haga te molesta, debes hablarlo e intentar solucionarlo. Si
esa persona no fuera importante para ti, ni te molestarías en querer arreglar
nada... pasarías totalmente del tema.
Entonces, cuando dices lo que te ha
herido, cuando intentas hablarlo con esa persona y enfrente te encuentras con
alguien que se molesta, y no quiere ni siquiera hablarlo… entonces es cuando te
llevas una desilusión, porque al final pierdes a un amigo al que apreciabas, y
te das cuenta que tu amistad no era tan importante para él.
Nadie es perfecto, todos cometemos
errores, pero sigo creyendo que cuando alguien te importa… cualquier
malentendido se puede arreglar, lo importante es querer hacerlo.
Por esta razón creo que al final somos
un poco hipócritas, queremos sinceridad, pero cuando nos la dan… nos enfadamos.
¿Entonces es mejor ser hipócrita y tener amigos, o ser sincero y perderlos?, o
será que… Nunca fue tu amigo y por eso nada has perdido.
Qué difícil es a veces saber que hacer o
decir… o hablamos demasiado, o nos quedamos cortos… en definitiva, nunca
acertamos de pleno.
Pero me quedo con lo que a mí me hace
sentir bien, y eso es, abrir mi corazón y decir lo que pienso… si me quieren lo
hablaremos, si no, es que nunca les importe, con lo cual al final es mejor así,
porque descubres a tiempo que le has entregado tu cariño a una persona que no
sabe valorarlo.
Después de varios días reflexionando, he
decidido quedarme con lo bueno, siempre con lo bueno…, pero no arrepentirme de
nada.
Y ustedes… ¿Prefieren la sinceridad o la
hipocresía?
Definitivamente, prefiero la verdad. Detesto la hipocresía, las verdades dichas a medias, detesto lo que en este país se llama "chuparle las medias" a alguien (el adular), así como detesto que alguien me lo haga. Prefiero mil veces que me digan una verdad dolorosa a mil mentiras piadosas, del mismo modo que yo digo verdades dolorosas, y también no dolorosas. Tengo un radar para detectar la inautenticidad, una especie de intuición, y me saca. Me saca mal. Debería de medirme más pero no me sale. Desde pequeña recuerdo indignarme por las injusticias, de "grande" me enojo con el ególatra, con el que vive sólo para sí mismo sin hacer nada por su prójimo. Me gustan las acciones solidarias, el "dar sin recibir nada a cambio". Me gusta la crítica sincera, no esa que dice "qué divino lo que escribís"; esa la detesto, me gusta la crítica seria y sincera, me gusta que discrepen conmigo, me gusta que me interpelen, eso me ayuda a crecer. Odio a los dioses de plástico, odio a quien mata por un minuto de fama, mujeres como qué decir, Mariana Nannis, (la esposa de un futbolista argentino, Caniggia), en fin. Muy lindo tema, otra vez. Felicitaciones.
ResponderEliminarHola Elizabeth, muy buen tema planteas. Recién estoy pasando por esa experiencia y la caída de nube es tremenda, porque cuando planteas el asunto la respuesta que esperas no es la más deseable y, bueno, luego vienen las reflexiones y decisiones. Para mi ha sido difícil, mi franqueza parece que duele y no veo otra forma de hacer las cosas. Al final te debes quedar con lo bueno. Algo cierto de todo esto es que no se debe esperar mucho de las personas, así sean cercanas, es peor luego.
ResponderEliminarUn abrazo desde Venezuela,
Lheira