Como en casa

Mi blog vio la luz, el día 18 de octubre de 2012... Y vuelve a renacer hoy 13 de febrero de 2023. Espero que cuando me visiten se sientan como en casa, con la confianza de opinar sobre cualquier post, artículo o reseña. Se aceptan comentarios, correcciones y críticas siempre que sean escritas con educación, espero alimentarme de ustedes y viceversa. Creo en el continuo aprendizaje... aprendamos juntos.

sábado, 20 de octubre de 2012

PECADOR (Sinful) de Charlotte Featherston

SINOPSIS:

Él debe encontrar la redención en el más improbable de los dormitorios…


En la Inglaterra Victoriana, todo tipo de depravaciones pueden ser compradas y Matthew, el conde de Wallingford, se asegura de obtener beneficio de cualquier placer posible. Aburrido y cansado, tan famoso por su fiereza como por sus relaciones inmorales con bellas mujeres.

Mientras esas numerosas relaciones llenan las necesidades físicas de Matthew, en realidad lo dejan embotado y vacío emocionalmente. Hasta una noche, cuando es golpeado y se encuentra con los ojos vendados al cuidado de una mujer con voz de ángel, con un toque suave que calma la oscuridad en su interior y lo hace ansiar más, mucho más de ella.
Es Jane Rankin, una humilde enfermera, considerada tímida y sin atractivos por la mayoría. No hay lugar para ella entre los lores y ladies de la aristocracia, a pesar del creciente deseo de Matthew por el fuego que quema debajo de esa seria fachada; entonces, aparece el secreto de Matthew. Un secreto tan humillante y escandaloso que podría destruir a todos los que ama. Un pecado, él cree, que ni el amor de una buena mujer puede extinguir.


OPINION:

Amigas, esta es una historia que siempre recomendare, una historia diferente, una historia que te llega al corazón. Aqui os dejo un fragmento.

FRAGMENTO:


 Ciegamente, Jane se fue y oyó la puerta cerrarse tras ella. Se encontró acomodada en un sofá, sus hombros temblaban de tensión y dolor auto infligido. ¿Por qué? ¿Por qué había ido esa noche? ¿Había pensado en asistir y no sentir nada? Ella realmente creyó que sería un desperdicio prepararse para pensar en él solo como un amigo. ¿Podía pensar en el tiempo juntos, como en un período de esclarecimiento sexual?
Ingenuamente jadeó y sofocó un sollozo. Ella no pensaba en aquellas cosas. Sollozó entonces con un pequeño y estrangulado sonido, cubrió su boca y se recostó de lado porque así podía apretar sus mejillas en la curva del brazo del sofá y permitió que sus lágrimas, gordas y fervientes, se deslizaran por sus mejillas.
La puerta se abrió y lanzó su mirada allí, solo para ver a Matthew apoyando la espalda en ella cerrándola firmemente. Sus miradas se encontraron y entonces, de repente, estaba en sus rodillas, ante su cuerpo, su rostro apretado a sus faldas mientras frotaba las mejillas contra sus muslos.
—Estoy en el infierno —gimió y sus dedos se pegaron a la seda sobre sus piernas—verte hoy por la noche ha sido la salvación de mi agonía.
Irguiendo su rostro del brazo del sofá, se curvó sobre él, besando la cima de su cabeza, corriendo sus manos por su cabello alborotado.
—Cuando, Jane… —preguntó con la voz áspera llena de emoción —¿Cuándo miraré hacia ti y te pensaré como una amiga? ¿Cuándo te veré y no sentiré mi cuerpo endurecer y doler por estar dentro de ti?
  
Sus manos calientes se deslizaron debajo de su trasero y serpentearon sus curvas bajo las faldas de manera que podía deslizar sus dedos por los tobillos y deslizarlos hacia arriba por las medias que cubrían sus piernas.

—Matthew. —ella susurró frágilmente pasando una mano inestable por su pelo.
—Dios me ayude Jane —lloró él acercándola para enterrar el rostro en su regazo.
—¡No puedo hacer esto! ¡No puedo dejarte ir! Abandonaría a mi pequeña Sarah en el desierto por tenerte. Te lo juro, te necesito como necesito el pequeño pedazo de cielo que me puedes dar... ¿Qué tipo de hombre soy?—dijo.
—¿Quién soy yo? —preguntó ella frágilmente cuando sus dedos apretaron sus muslos, dividiéndolos, exponiendo su brillante necesidad de él. —¿Qué tipo de mujer soy, que podría desear, esperar que hicieses tal cosa? ¿Qué tipo de maldad temeraria tengo que te transformaría a ti, un hombre honrado, en la carcasa de él mismo, todo por una pasión ilícita y pecaminosa?
—Nunca ilícita, —susurró él mirándola. —nunca pecaminosa. Solo amor apasionado.
La miró y vio la humedad brillar en sus ojos.
—Nunca amé a nadie antes de ti, Jane y no voy a amar después.
La necesitaba. Ella lo sintió en sus tensos hombros. Lo vio en sus ojos. Lo oyó en sus palabras. Lo sintió en sus dedos temblorosos. Y ella lo necesitaba desesperadamente.
Él estaba de rodillas ofreciéndose, su mano temblaba cuando le dio algo que ella quería. Lo agarró, lo cogió de la cintura y lo envolvió en sus brazos.




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